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Los navegantes son obras que llaman a la quietud, las aguas son serenas y los botes o barcas se encuentran siempre estáticos como si estuvieran a la espera de algo, o simplemente sin un horizonte marcado.

El espectador es quien de alguna forma complementa desde la imaginación este destino, los navegantes no buscan llegar, como se podría esperar de alguien que parte desde un sitio, ellos solo existen como metáfora de los recorridos que se tienen que dar en la vida, siempre cargados de un sentimiento.

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